Arequipa se caracteriza, hasta hace muy poco, por ser una ciudad de acendrada piedad y celosa defensa de la fe. En el siglo XIX, la di?cesis fue gobernada por obispos que descollaron por su intensa lucha por la causa cat?lica, como Jos? Sebasti?n de Goyeneche, Bartolom? Herrera y Juan Ambrosio Huerta.
En 1856 y 1867, los arequipe?os se levantaron contra los intentos lesivos de promulgar constituciones, especialmente perjuiciosas para los derechos de la Iglesia. La ciudad se distinguia, durante la republica, por su se?alada militancia catolica frente a la liberal Lima. No sorprende pues que Fray El?as Pasarell la llamara la ?Roma americana?, y el Papa Pio XII la ?Roma del Per?? en su alocuci?n radiada del 27 de octubre de 1940 para el Segundo Congreso Eucar?stico Internacional.
La Semana Santa en Arequipa, como dijo V?ctor Andr?s Belaunde en sus memorias, absorbe la vida de la ciudad. O, mejor dicho, la absorb?a. Aunque en menor medida que en otras ciudades del Per?, la secularizaci?n ya ha hecho mella en la sociedad Arequipe?a. El franco recogimiento y la fervorosa solemnidad con que se realizaban las procesiones ya no se guardan m?s.
Pero esta decadencia no es un fen?meno reciente, se produjo, como tantos otros desastres, en medio del caos posconciliar. Hace poco m?s cincuenta a?os, en el suplemento del diario El Pueblo del treinta de marzo de 1969, se public? un art?culo titulado ?La tradicional Semana Santa est? en decadencia? En ?l, se rememoraba con nostalgia las actividades que se realizaban en la ciudad por la Semana Santa. Transcribimos algunos fragmentos de aquellos recuerdos de la gran Arequipa contrarrevolucionaria:
?El Domingo de Ramos
El s?bado llamado de dolores hace medio siglo, en este d?a todav?a llegaban los arrieros de los valles de Caman?, con cargamento de cogollos de palma datilera y ramas de olivares, para las celebraciones del Domingo de Ramos que rememora la entrada triunfal de N. S. Jesucristo a Jerusal?n.
En los templos monacales de Santa Rosa, Santa Teresa y Santa Catalina, se sacan hasta ahora im?genes de Jes?s montando en una burra acompa?ada de su ?pollino?. Se dice que de alguno de estos templos de la ?poca del coloniaje y hasta principios de la rep?blica se empleaban esta ceremonia burras y pollinos, de carne y hueso y una imagen grande de Cristo. UN a?o que no llegaron a tiempo fueron recolectadas palmas de la Plaza de Armas y otros jardines, para la ceremonia central.
Verdad que estos actos de liturgia son atractivos y pintorescos; pero van perdiendo su solemnidad. Hasta hace pocos a?os en la Bas?lica Catedral esta ceremonia era grandiosa, sobre todo la gran procesi?n de palmas y ramos era presidida por el obispo a quien rodeaban la totalidad del coro diocesano. La puerta principal cerrada recib?a tres toques con la parte baja de la cruz alta, las hojas de la gran puerta se habr?an e ingresaba el tumulto que acompa?aba a los sacerdotes, rememorando el ingreso bullicioso del salvador a la ciudad santa en medios de v?tores y hosannas y alabanzas.
La procesi?n del encuentro en Yanahuara
A las cuatro de la tarde, sal?an del templo parroquial de San Juan Bautista de la Chimba de Yanahuara, dos procesiones. La de Jes?s Nazareno acompa?ada ?nicamente por hombres, por un lado de la segunda plaza; y por el otro las im?genes de la Virgen de los dolores, san Juan Evangelista y santa Ver?nica, por mujeres. Al llegar todas las im?genes al fondo de la plaza en la calle llamada Jerusal?n, regularmente un padre de la recoleta, predicaba serm?n alusivo. Finalizado este una a una, las tres im?genes, despu?s de tres genuflexiones realizadas por quienes las cargaban, dando la impresi?n que hac?an venias a la imagen de Jes?s Nazareno, eran retiradas, pero cuando al final, le llegaba el turno a la Santa Ver?nica, esta aparec?a con el sudario que llevaba en las manos, con el rostro del Se?or impreso, dando un impresionante efecto. Al presenten esta procesi?n atrae a muy pocos fieles; pues hasta hace algunos a?os el movimiento de tr?fico de tranv?as, ?mnibus y autos era numeroso y por consiguiente todas las picanter?as yanahuarences, se ve?an muy aplaudidas, despu?s de la procesi?n.
El Jueves Santo
Seg?n comentaban nuestros padres, el Jueves Santo es uno de los tres jueves del a?o que relucen m?s que el sol. Los otros dos eran el Jueves de la Ascensi?n y el de Corpus Christi. suprimidos del calendario del Per?, pero no del de la Iglesia que los conserva; lo mismo que el Jueves Santo, que ha sido reducido a solo mediod?a.
Hasta 1955 los cultos de jueves santo se efectuaban en la ma?ana, en todos los templos y ?nicamente hab?a una misa, la llamada de mandato, para que los fieles pudiesen cumplir con el precepto pascual.
En nuestro primer templo en horas de la ma?ana se efectuaba la misa de Jueves Santo que inclu?a consagraci?n de ?leos, a cargo del prelado y con la gran ceremonia que ordenaba la liturgia con la concurrencia de los dignatarios eclesi?sticos de las misas pontificales y de los sacerdotes, di?conos y subdi?conos, que interven?an en la consagraci?n de los santos ?leos. Finalizada la misa se trasladaba la Hostia no consumida, de las consagradas para ser adorada en el monumento, durante todo el d?a y hasta las primeras horas de la noche, que los fieles empleaban en visitar los templos donde se hab?an efectuados oficios. Todos los fieles ?andaban estaciones?, era el decir de las gentes; y verdad que era as?, pues desde las dos de la tarde se suspend?a el tr?fico de tranv?as y tambi?n de los autos, tanto particulares, como de plaza, cosa que ocurri? hasta hace unos cuarenta a?os atr?s.
Nuestras abuelas y madres, recorr?an las calles rezando el santo rosario, con los hijos menores y servidumbre y durante las preces era muy frecuente o?r interrogaciones como esta:
?Hijito, encerraste bien a las gallinas! ?Santa Mar?a madre de Dios? ?Apagaste el fog?n!; ruega por nosotros pecadores?
A las 3 p. m. en la catedral, previo serm?n de un padre jesuita se efectuaba la ceremonia de lavado de pies, como se efect?a ahora dentro de la misa.
Viernes Santo
Este d?a, por la ma?ana se celebraba la llamada misas de presantificados, porque durante ella, despu?s del rezo de la pasi?n seg?n san Juan y de la adoraci?n de la Santa Cruz, el oficiante consum?a la Hostia que hab?a permanecido en el monumento y luego proced?a a desarreglar los altares del tempo aglomerando los manteles y volcando los candeleros.
A las doce del d?a se iniciaba en la mayor?a de los templos de la ciudad los llamados sermones de tres horas, porque ten?a que acabar a las tres de la tarde, hora en que, seg?n la tradici?n, expir? Cristo. En algunos templos se efectuaba la ceremonia del descendimiento, que finalizaba con la colocaci?n de la imagen del Crucificado, bajado de la Cruz, en la urna, donde despu?s de las seis, ser?a sacado en procesi?n, con las im?genes de san Juan Evangelista y la Virgen Dolorosa y Cruz.
La procesi?n m?s concurrida, era la de Santo Domingo. Su preparaci?n estaba como estaba, como est? ahora, a cargo de la Hermandad del Santo Sepulcro, que cumplir? cien a?os de su fundaci?n en el pr?ximo de 1970? (Extractos de El Pueblo, edici?n del 30 de marzo de 1969).
Fuente: www.periodicolaesperanza.com