“Salve, oh tierra hermosa del Misti, sagrada, oh blanca Arequipa, radiante ciudad que por tus mirajes pareces soñada y que por tu historia pareces volcán.”, este es el coro del primer himno a Arequipa, creado en 1926.
El himno oficial cuya letra es “Entonemos un himno de gloria a la blanca y heróica ciudad”, se empezó a cantar en 1940. Fue resultado de un concurso promovido por la Municipalidad Provincial en la gestión de Julio Ernesto Portugal, por el centenario de la fundación española.
El concurso buscaba la música para la letra escrita por Emilio Pardo del Valle. Un jurado compuesto por músicos representativos de la ciudad, otorgó el premio a la obra de Aurelio Díaz Espinoza, por unanimidad.
A lo largo de su historia, Arequipa ha tenido varios cantos para ensalzar el orgullo de sus moradores, y reconocer las virtudes de haber nacido, o haber elegido vivir en esta tierra. Así, en la vida de la Ciudad Blanca, se cuenta oficialmente con tres himnos que marcaron los corazones de distintas generaciones.
El primer himno
El primer himno es de 1926 y permaneció ocultó por casi 100 años. Surgió por iniciativa del compositor y escritor puneño radicado en Arequipa, Mariano Béjar Pacheco, quien le propuso a su amigo, el reconocido intelectual y político Francisco Mostajo, ponerle música al poema Himno a Arequipa, que escribió en 1917. El fruto del trabajo de esta dupla está en la partitura original que guarda el Instituto de Musicología de la Pontificia Universidad Católica del Perú. El primero de agosto de 1926, fue su gran estreno.
Salve, oh tierra hermosa del Misti, sagrada,
¡Oh! blanca Arequipa, radiante ciudad
Que por mirajes pareces soñada
Y que por tu historia pareces volcán
Estrofas
Desiertos grises guardan tu encanto
Y es la campiña tu ceñidor,
Tu pelo, armiño de agreste lava
Y de una novia tu aparición.
Violáceos montes de nieve eterna
Cómo se arroban con tu frescor
Sueña tu cielo con tu hermosura
Y te acaricia tu padre el Sol.
Gesto de Marte fue tu heroísmo
La democracia se hizo con él
La roja sangre de tu progenie
Creó ideales de Patria y de Ley.
En las trincheras orlas de fuego
Tu egregio busto ninbose ayer
Y que tus días las tempestades
Han sombreado con el laurel.
También Minerva moldeó en tu frente
Su grave ceño de reflexiones;
El poderío de tus ideales
¿Dónde, Arequipa, no descolló?
Artes, industrias, ciencias y leyes
En toda su alma puso su ardor
Y, sublimando su sentimiento
De poesía te consteló.
¡Oh! tierra hermosa como ninguna,
Tierra que brama con el temblor,
Sueñan tus hijos con tu grandeza
Y ¡ay! del que intente tu humillación.
Si tus destinos truncados fueron,
Pasó al futuro del limpio sol:
Serás Atenas, serás Esparta,
Y un pueblo siempre en el corazón.
El segundo himno
El segundo himno es la marcha-canción “Mi canto a Arequipa”, la que se cantaba hasta antes de 1940, en especial entre los grupos musicales de la época. Es una obra motivadora y su ritmo que recuerda la tarantella italiana.
Es un tema exultante y llega a su clímax al repetir, el nombre de la ciudad: ¡Arequipa!, ¡Arequipa!, al final de la estrofa “Canto tu gloria, Arequipa lírica y audaz, tu noble historia bien grabada en mi alma quedará…”. La letra es del Grupo Juvenil de Arte y la música del reconocido compositor arequipeño Benigno Ballón Farfán.
Canto a tu gloria
Arequipa lírica y audaz
Tu noble historia
Bien grabada en mi alma quedará.
Arequipa, Arequipa… Sultana
Sueñas al arrullo del amor,
Bajo un vaporoso cielo azul,
Y al pie de tu magno volcán
Canto a tu gloria
Arequipa lírica y audaz.
Oh, bella Arequipa
Cuna de mil tradiciones;
Tú siempre serás el baluarte
Cuna hermosa de la libertad
Oh, bella Arequipa
Madre de las grandes rebeldías
Tú siempre serás símbolo eterno
De la historia de nuestro Perú.
Oh, bella Arequipa
Perla eterna de los andes.
Canto a tu gloria
Arequipa lírica y audaz
Tu noble historia
Bien grabada en mi alma quedará
Arequipa, Arequipa… Sultana
Sueñas al arrullo del amor
Bajo un vaporoso cielo azul
Al pie de tu magno volcán
Canto a tu gloria
Arequipa lírica y audaz.
Tercer himno
En nuestros días, tenemos en la memoria muy marcado el tercer y último himno de Arequipa, con la inconfundible estrofa de inicio: “Entonemos un himno de gloria”. La ciudad fue fundada el 15 de agosto de 1540, y para 1940 se habían hecho una serie de preparativos, con motivo de los cuatro centenarios de su fundación.
Entre las actividades, se consideró lanzar un concurso a cargo de la Municipalidad Provincial de Arequipa. En aquel momento era alcalde, el médico y político Julio Ernesto Portugal Escobedo, quien propuso esta iniciativa durante la sesión de Concejo del 23 de noviembre de 1939.
La letra del canto lírico dedicado a esta tierra volcánica fue escrita por Emilio Pardo del Valle, quien fue premiado el 14 de mayo de 1940. Pero aún faltaba la musicalización, el 25 de junio de 1940 un jurado decidió por unanimidad que la composición presentada por Aurelio Díaz Espinoza era la idónea para esta exaltación de los atributos de Arequipa y sus pobladores.
Emilio Pardo del Valle perteneció al Grupo Arequepay, donde también estaban M. Martínez Málaga, Domingo Pantigoso, Manuel Gallegos Sanz, Víctor Mendivil, Guillermo Mercado, Benigno Ballón Farfán.
El virtuoso compositor arequipeño Aurelio Díaz Espinoza perteneció a la época dorada de músicos de esta ciudad. Sus composiciones trascienden al himno de Arequipa, teniendo una amplia obra, que fue rescatada en el libro publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Católica San Pablo: “Aurelio Díaz Espinoza. Legado musical”. El maestro Carlos Rivera, alumno de Aurelio Díaz, participó de esta difícil empresa, para poder conservar para las futuras generaciones la inconmensurable obra de Don Aurelio.
Entonemos un himno de gloria
A la blanca y heroica ciudad.
Cuatro siglos forjaron la historia
Del baluarte de la Libertad.
I
Tierra hermosa de excelsas virtudes
Nunca pierdas tu cálida fe;
Que por siempre tendrás juventudes
Que renueven laureles de ayer.
II
Prosigamos altivos la huella
De las manes bizarros sin par
Cuya gloria nos sirve de estrella
Para hacer de la patria el altar.
III
Hoy los hijos del Misti juremos
Lealtad a la tierra natal;
Nuestra vida valiente daremos
Defendiendo la luz de su ideal.
IV
Arequipa, mi tierra ferviente
Sigue siempre tus rumbos de luz;
La bandera peruana a tu frente
Y en la cima del Misti la Cruz.
V
Se levanta Melgar de su tumba
Celebrando tu día mejor
Y en la puna bravía retumba
De una heroica batalla el fragor.
Fuente: www.elbuho.pe – Marco Zavalaga