Bien reza el dicho la fe mueve montaas, y efectivamente la fe mueve y une a la ciudadana arequipea cada 1 de mayo, da en que se celebra la festividad a la virgencita de Chapi.
Cada ao, miles de devotos llegan en peregrinacin hasta su santuario ubicado en el distrito de Polobaya, demostracin de fe a la que se unen tambin ciudadanos de otras regiones del pas y hasta extranjeros.
Muchos de los devotos llegan a pie hasta el templo, partiendo algunos desde la zona conocida como Siete Toldos, u otros desde la Blanca Ciudad.
Este ao me sumo a uno de los miles de caminantes con destino a Chapi. Cargada de mi mochila llena de fruta, agua, una linterna, y una chompa; adems de un sleeping y una colcha, parto desde la ciudad a las 3:30 p.m. hasta Siete Toldos.
Miles de fieles pugnan en el paradero ubicado en el distrito de Jos Luis Bustamante y Rivero para coger un vehculo. Soy una entre el mar de gente.
El camino se hizo largo y tras 1 hora y 30 minutos despus llegamos hasta Siete Toldos. Solo somos tres jvenes los que descendemos de la minivan para iniciar nuestra marcha a pie hacia Chapi.
Antes del recorrido, me invoco a la virgencita para que todo marche bien. Camino unos pocos metros por la arena y siento mis piernas duras y pesadas como si ya hubiese recorrido un largo tramo. Tras rezar, milagrosamente el dolor y pesadez desaparecen. Reinicio la marcha con una ardiente llama de fe en mi corazn y ganas de ver a la virgencita de Chapi.
Al ser mi primera vez de peregrinaje, me sorprende ver carpas de vendedores, de la Cruz Roja y de la Polica Nacional instaladas en zonas desoladas. Admiro la valenta que tienen para estar en el lugar y soportar las noches frgidas.
Gente camina delante y detrs de m. Veo a peregrinos caminar descalzos y algunos recogen una piedra. Y es que estamos cerca al lugar conocido como las Tres cruces. Una zona donde efectivamente hay tres cruces de madera y donde cerros de piedras formaron los fieles.
Los devotos con quienes me acompao en el andar me dicen que las piedras son llevadas hasta el lugar para borrar los pecados cometidos o para pedir un gran favor a la Mamita. Mientras ms grande es, grande fue el pecado, manifiestan.
Con mi piedra en las manos llego hasta las Tres Cruces y al dejarla, siento una tranquilidad infinita. Son las 6:00 p.m. y la noche empieza a caer y las luces de las linternas se convierten en la nica gua.
Contino la marcha con paso firme, pues dicen que quien se cae a cometido grandes pecados. Lo cierto es que da miedo desbarrancarme, las bajadas de los cerros son bastante empinadas.
Tras poco ms de tres horas caminando, por fin se ven las luces del santuario. La emocin nos embarga. Cientos de personas se dirigen al lugar que ya luce lleno de carpas y cartones tendidos en el suelo.
El templo est lleno por la misa de bienvenida. La mamita luce un traje radiante. Las lgrimas empaan mi rostro. Cansada y de penas mil llego hasta ti, virgencita de Chapi por primera vez en peregrinacin. Recibo un ramo de flores que reparten los curas a la feligresa; siento como si me los hubiera dado la Mamita.
Ni el intenso fro, ni la aglomeracin de la gente impide quedarnos en el lugar. Doy gracias porque llegamos bien. El fro llega hasta mis huesos, pero siento que el sacrificio vali la pena.
Miles de fieles llegaron hasta el Santuario de Chapi. El fervor rebalsa en el lugar y la fe contagia y llena el corazn de cada devoto.
Fuente : rpp.pe